lunes, 16 de enero de 2012

La revolución a través de las drogas

Hace tiempo escribí estas palabras, y a día de hoy las sigo manteniendo...

De pequeñxs, no hacemos más que oír de boca de lxs mayores que no debemos probar las drogas, que son malas, que te enferman y después te matan. Sin embargo, yo veía que había mucha gente que las tomaba, ¿por qué lo hacían si eran tan malas? Nunca pude entenderlo, me parecía otra de las muchas contradicciones de lxs mayores.
Cuando empecé el 6º curso de primaria, lxs niñxs de mi clase empezaron a beber cerveza y fumar tabaco. Yo pensaba que eso era cosa de mayores, que eran lxs que se dedicaban a hacer las cosas que ellxs mismxs prohibían. Yo era pequeñx, y por lo tanto, mi tarea era jugar, ver a mis amigxs en el cole... ¿qué más se le podía pedir a la vida? Lo que no entendía era por qué mis compis de clase no lo hacían. Un día, me puse a hablar con algunxs de ellxs, y me dijeron: “Ya no somos unxs niñxs, y por lo tanto, hacemos lo que hacen lxs mayorxs”. Yo me asusté muchísimo porque pensaba en lo ocupadxs que estarían siendo explotadxs por una empresa, manejando más y más papeles correspondientes a las miles gestiones necesarias en la vida de lxs adultxs, hipotecando sus vidas por una vivienda, teniendo hijxs, llevando el coche al taller, haciendo la declaración de la renta... ¡Buf! ¡Qué estrés! Pero... ¿por qué se querían meter en ese berenjenal? Pronto me di cuenta, de que de lo que ellxs hablaban era de un “crecer a medias”.
Pasaba el tiempo, y yo seguía sin encontrar atractivo a ese palito que echaba humo y a ese líquido parecido al pis que olía fatal. Pero al resto sí les gustaba (aunque tosieran y pusieran cara de asco tras beber una cerveza). Comprendí que era algo “normal”, porque casi todxs lo hacían. Decidí no darle demasiadas vueltas. Al fin y al cabo, a mí nadie me criticaba que me gustara ir al cine.
En el instituto, el tabaco y el alcohol eran habituales, pero la estrella era el porro (aunque algunxs compis se decantaban por drogas más duras). Cuando empecé la universidad, lo habitual eran las pastillas, las rayas... Mi nivel de tolerancia alcanzó su límite en ese periodo, hasta tal punto, que me resultaba imposible entender cómo alguien me hablaba de revolución (conversación muy frecuente entre universitarixs intelectualoides buscando su lugar en el mundo) con una litrona en la mano. ¿Cómo piensan hacer la revolución? ¿Vomitándole la borrachera encima a la clase dirigente?
A veces, intentamos ser tan rebeldes, que nos dedicamos a hacer todo lo que nos han dicho que no se puede hacer, participando en un acto de desobediencia que no siempre tiene una motivación fundamentada en la reflexión. Por otro lado, no nos hemos parado a pensar el enorme beneficio que el sistema obtiene con individuos esclavizadxs a la droga. Desde destinar una parte importante del presupuesto de agricultura a la producción de tabaco y alcohol, pasando por la proliferación de locales propicios para la venta y consumo (bares, discotecas...), hasta el recetar indiscriminadamente somníferos, analgésicos, antidepresivos... (tema que, sin duda, merecería un artículo enterito). Las campañas antidroga no son más que otro lavado de imagen necesario para ofrecer credibilidad ante lxs votantes.
Nos esforzamos en boicotear a las multinacionales, y nos olvidamos de este gran monstruo que enriquece a Estados, mafias, grandes empresarixs... Aparte de la inmensa cantidad de dinero que les reportamos, dormimos nuestras conciencias anulando nuestra voluntad, mientras llenamos las cárceles por “crímenes” motivados por la droga, ya que éstas son las responsables de la mayor parte de la violencia que existe en los domicilios y en las calles (así como de los accidentes tanto automovilísticos como laborales).
A pesar de todo, esta tendencia hacia el consumo no me resulta del todo injustificable: viviendo en un mundo vacío de contenido, en el que la realidad exaspera y frustra a todxs aquellxs que se atreven a mirarla a los ojos... la droga es una medida evasiva fácilmente disponible. Sin embargo, una vez pasados sus efectos, el vacío es aún más grande, con lo que la dependencia está asegurada. Por otro lado, el vivir en la ficticia realidad aportada por la droga, impide prestar atención a la realidad compartida con el resto, perdiendo el interés por cambiarla. Así, nos encontramos ante un método que genera sumisión y dependencia, y al que un gran número de personas se adhieren.
En este sentido, es necesario hablar también de medicamentos, unas drogas legales ampliamente aceptadas. El distanciamiento de nuestra verdadera esencia animal hace que enfermemos y acudamos a los centros de salud, en busca de un chute que nos reponga para poder volver a producir y mantener en marcha los motores de la economía capitalista. Aparte de enriquecer a las farmacéuticas, estamos consintiendo con esta práctica el que se experimente con animales y que se deforesten, o contaminen con químicos, las pocas zonas verdes que quedan vivas en el planeta.
Entonces, ¿por qué se sigue consumiendo? ¿Cuál es la fuerza motivadora de este fenómeno? Podría ser su efecto desinhibidor, que nos ayuda a conocer gente... gente que conocerá a una persona diferente a la que somos. Podría ser por tradición o cultura... aunque la tauromaquia también lo es (permitidme descartar este argumento como especialmente estúpido). Quizás el motivo es la búsqueda de placer... pero este placer no es real, y ni siquiera es duradero, teniendo que aumentar la dosis para volver a experimentar el del principio. Creo que el mundo precisa de nosotrxs, y no debemos corresponderle a medias, anuladxs por sustancias fabricadas para tal fin.
Para terminar, me gustaría comentar algunos detalles interesantes (intentado no meterme demasiado en los relaciondos con la salud) sobre dos de las sustancias que considero más peligrosas dentro de las que innumerablemente se contienen en el catálogo del placer a corto plazo.
Heroína
Se distribuye por todo el mundo, aunque su procedencia se limita a cuatro regiones, de las cuales Afganistán supone el máximo productor: el 90%. Para poder entender este elevado porcentaje, habría que remontarse al año 1.996, en el que el régimen talibán fundamentalista, tras años de guerra civil, aprovechó el tirón de la adormidera (planta de la que se extrae el opio que se convertirá en heroína). A pesar de estar prohibida por el islam, esta planta es la única rentable en su comercialización, y muchos agricultores toman la decisión de infringir la ley en pro de la supervivencia familiar. Sin embargo, la presión internacional ante los estragos que esta droga estaba ocasionando en todo el mundo, motivó el que los talibán iniciaran una fuerte represión que acabaría con agricultores, narcos y todo tipo de intermediarios. En el año 2.001, habían conseguido frenar casi por completo la producción de adormidera. Pero llegó la invasión estadounidense, y la ausencia de la represión talibán hizo proliferar de nuevo los cultivos de esta planta, que crecía por todos los rincones del país.
Y es que el opio, cuyos efectos analgésicos son antiguamente conocidos, se viene utilizando desde hace 4.000 años. La farmacéutica Bayer, siempre trabajando por el bienestar de la humanidad, se interesó por las fantásticas propiedades de esta joya de la naturaleza, comercializando en el año 1.898 un analgésico etiquetado como “no adictivo”. Evidentemente, su vida en el mercado fue breve (lo retiraron en seguida al comprobar que el índice de dependencia era preocupantemente elevado)... pero las calles y mucha gente ansiosa por llenarse los bolsillos estaban esperándola, con lo que se expandió por el mercado negro, incrementando su demanda.
Pero volvamos a Afganistán, donde se están librando verdaderas batallas en torno a la adormidera. Por una lado, están los que quieren subsistir mediante su cultivo, y por otro, están aquellos que velan por la ley islámica, optando por destruir a palazos las plantas, sin incurrir en los anteriores genocidios ocasionados por los talibán. Los agricultores, por lo tanto, se ven obligados a defender sus plantaciones contratando a talibán proscritos para protegerles. Estos obtienen beneficios por sus servicios con los que podrán financiar armas para recuperar el poder sobre el país. Ya que las drogas corrompen a occidente, el opio es un arma de la Yihad. Actualmente, el opio producido por Afganistán supera un 30% la demanda mundial. Curiosamente, es Irán el país en el que más adictos al opio existen del mundo...
Cristal
La meta-anfetamina es una droga de reciente aparición cuyos efectos son tres veces más potentes que los de la coca y su duración puede llegar a las 12 horas. Tiene una amplia popularidad por todo el globo, porque su efecto es descrito como el más placentero obtenido de entre todas las drogas, ya que libera 6 veces más dopamina (hormona que estimula el sistema nervioso) que la que nuestro organismo puede segregar. Recibe innumerables nombres: cristal, anfeta, hielo, crack, meta, tiza, vidrio... y la lista sigue. Se considera la droga más peligrosa del mundo.
Aparte de por sus efectos, uno de los motivos que la ha hecho tan popular es la facilidad con la que se sintetiza (se necesita menos de una hora). Sólo son necesarios algunos materiales legales y de bajo coste, entre los cuales el más importante es la efedrina, que se puede encontrar en cualquier medicamento contra el resfriado. El proceso también es relativamente sencillo, por lo que mucha gente lo hace en casa, siendo víctimas de la toxicidad de los gases expulsados por la fórmula o por explosiones evitables con precauciones sencillas. El gobierno de EEUU tomó medidas al respecto, limitando la compra de medicamentos contra el resfriado. Esto supuso el cierre de los laboratorios caseros y el auge de los laboratorios mejicanos.
No puedo hablar de esta droga sin mencionar su origen y primeros pasos. Allá por el año 1.919, lxs japonesxs la sintetizaron “sin ningún propósito”. Sin embargo, observaron que causaba un importante envalentonamiento, pérdida de la necesidad de comer y dormir y una energía similar a la de Superman. ¿Resultado? Unxs combatientes perfectxs en la II Guerra Mundial (en ambos bandos...), ya que les facilitaba aguantar despiertxs y sobrellevar la escasez de comida. Sin embargo, donde más se extendió su uso fue entre lxs pilotos kamikazes defensores de Japón, puesto que para su labor necesitaban hacer acopio de un gran valor. ¡Ah! Por supuesto, antes de ser utilizado en la II Guerra Mundial, lxs combatientes españolxs lo probaron en la Guerra Civil...
Unas guerras dieron paso a otras, y mientras tanto, el cristal se extendió a la población civil. Concretamente, el 60% del cristal del mundo se consume en Asia, especialmente en países de economías emergentes como Tailandia. Allí, lxs trabajadorxs han de hacerse un hueco, y por ello taxistas, obrerxs de construcción, prostitutas... consumen cristal para trabajar sin descanso durante días y noches enterxs sin dormir. Está tan arraigado su uso, que incluso algunxs empresarixs llegaron a ofrecérselo a sus empleadxs para que trabajaran más y mejor.
Pero uno de los problemas que ocasiona esta droga es que es alucinatoria, con frecuentes paranoias que desembocan en todo tipo de violencia. En el año 2.003, el gobierno tailandés decidió tomar medidas, que se tradujeron en el exterminio de 2.000 sospechosxs de traficar, consumir... Esto implica 25 asesinatos por día, lo que supuso que muchas personas acusaran al gobierno de ejecuciones sistemáticas, pero esto no desembocó en el juicio a ningún policía. La única consecuencia de esta medida, fue que el precio del crak se incrementara, y que lxs adictxs vivieran atemorizadxs por la amenaza de muerte.
Existen innumerables motivos, y aquí sólo se han citado unos pocos. Aún así, supongo que habrá mucha gente que seguirá creyendo que el consumo de droga es necesario como alternativa de ocio, que es un método de protesta y rebeldía frente al sistema, que es un patrón cultural que debe ser mantenido, que supone una evasión de la realidad imprescindible en esta mierda de sociedad, que te ayuda a hacer amigxs... Sin embargo, tú escoges el lado al que quieres mirar: puedes centrarte en la visión hedonista de las drogas, basada en la individualidad fomentada por el neoliberalismo, o puedes plantearte lo que en estas páginas está escrito y desatar una lucha interior que te ayudará a ser consecuente con el papel que te ha tocado jugar en el mundo.

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