lunes, 16 de enero de 2012

Rememorando mis tiempos de radio

Hace unos tres años, quizás más, formé parte de un proyecto que hoy creo que ya está muerto. Yo era muy entusiasta, tenía ganas de cambiar el mundo! Hoy sigo pensando igual, pero cuestionándome la forma en que se hacen las cosas. Además, me doy cuenta de haber caído en el error del autoritarismo, intentando imponer ideas, cuando precisamente el autoritarismo era una de las lacras que más repulsión despiertan en mí.

Este proyecto (Señales de Humo) incluía fanzine y radio, y precisamente en el primer programa de radio (Sintonía Libertaria, en Radio ELA), compartí este texto que escribí sobre el anarquismo. Lo he rescatado de mi memoria, a cuento no sé de qué... me imagino que como un ejercicio de recapitulación vital, ahora que creo haber cerrado uno de esos capítulos que la vida te impone forzosamente.

ANARQUÍA. Me gustaría saber qué es lo que se te pasa por la cabeza cuando escuchas esta palabra.

Seguramente piensas que es la máxima expresión del caos, secundada por gente sucia, con la ropa rota, crestas de colores y collares de perro. Lo que no sabes, si crees esto, es que la anarquía es orden. Un orden sin ordenantes ni ordenadxs. Te resultará difícil concebir un mundo sin dirigentes, pues la costumbre muchas veces habla sin haberle preguntado antes. Pero, ¿te has parado a pensar alguna vez cómo te sentirías si nadie gobernase tu vida, si nadie decidiera por ti? La respuesta es: libre y rezumando vida, aunque al principio te asuste esta idea. Y es que nacemos libres, pero en el aprendizaje de la vida no se incluye la lección “uso de nuestra libertad innata”. A menudo, cuando queremos utilizarla, se nos castiga. Es por ello que preferimos adoptar un estilo de vida tipo, tal cual marcan los cánones impuestos por la publicidad, el cine y la televisión, encauzando nuestra vida en un río de sumisión en el que nacemos, consumimos, nos reproducimos, seguimos consumiendo y, finalmente, consumimos en honor a la funeraria. Si una persona anarquista se niega a seguir este patrón, ¿debe ser castigada por ello? ¿Se convierte en caos una vida ajena al “Sistema”? Señores, señoras, el orden reside en el interior de cada unx de nosotrxs, y no en un engranaje burocrático en el que se requiere nuestra participación cada cuatro años para depositar un papelito en una urna.

Pero, puede que no tengas esta concepción sobre la anarquía. A lo mejor te englobas entre las personas que piensan que es una utopía en la que sólo pueden confiar cuatro ingenuxs niñatxs con pajaritos en la cabeza. ¿Quién sinó va a tener semejante fe en el ser humano? Fe suficiente como para creer que en un mundo sin policía, ni jueces, ni cárceles, la vida iba a ser mejor. Desde luego, yo no he vivido en ese mundo... pero me gustaría hacerlo. ¿Quién no sueña? Están las que sueñan ser modelos y los que sueñan ser futbolistas. Los anarquistas sueñan con una sociedad libre, igualitaria, solidaria y justa, dando a cada una de estas palabras el significado que realmente merecen, y no el devaluado que con el tiempo han ido tomando. Eso que tú crees una utopía no es un imposible, sino una meta alcanzable por la que luchar con todas las fuerzas que nos queden.

Ignorando estas dos hipótesis, cabe la posibilidad de que para ti la palabra anarquía sea sinónimo de terrorismo. De entre todos los prejuicios, probablemente éste sea el peor. Es increíble el poder de la manipulación mediática, pues ha transformado una palabra en su opuesto. Por triste que parezca, es cierto que hay muchas personas que piensan que lxs anarquistas son terroristas que a lxs 10 años ya preparaban cócteles molotov. Anarquía implica revolución, y la revolución no incluye necesariamente la violencia, por mucho que a ventrílocuos y marionetas les guste opinar lo contrario. La ignorancia es una de las armas más mortíferas, capaz de masacrar cualquier atisbo de pensamiento subversivo; y, como cualquier arma, es necesario despojarlas de todas aquellas manos que las posean.

También están los que creen que el anarquismo ya no existe, sino que murió fusilado en la Guerra Civil. Este otro grupo piensa que en el mundo actual no hay cabida para tales ideas, y que, por supuesto, su desarrollo práctico es inviable. El conformismo se ha apoderado de gran parte de la sociedad, y hablar de lucha parece ser que produce una tremenda pereza, haciendo que la propuesta suene como algo superficial e innecesario. ¿Para qué voy a luchar, si tengo trabajo, hipoteca y tiempo para salir con mis coleguillas de marcha? Bueno, es cuestión de las perspectivas que tenga unx de lo que quiere que sea su vida. Si 40 horas semanales de explotación y enajenación te resultan una bendición, tu hipoteca a 40 años te parece un gran logro y tu tiempo libre te encanta disfrutarlo con TV, birra y play... ¡Allá tú! Cada uno le exige a la vida lo que cree que ésta le puede dar. Yo no me conformo con eso. La libertad no viene regalada, hay que buscarla y ganarla, luchar por ella. Pasa lo mismo con todos los ideales por los que tantas personas anarquistas siguen luchando. Hay quien cree que tras haber pasado la dictadura, ya nada puede ser malo. ¡Bendita transición!... Quizás encendiendo la luz, descubras el maquillaje en los rostros de aquellxs que ahora gobiernan tu vida. Sí, lo has adivinado: son lxs mismos a lxs que tú temías en tiempos de Franco. Las cosas no han cambiado. Aunque sus ladridos parezcan sonar en un frecuencia diferente, al final, todxs lxs perrxs muerden.

No, nada de lo que acabamos de exponer te convence, porque tú, lo que realmente piensas acerca de lxs anarquistas, es que son adolescentes con un modo peculiar de sufrir la edad del pavo, cambiando discotecas por okupas y fiestas por manis. No te lo voy a negar, con todo tipo de gente me he cruzado en mi camino... pero no son a estas personas a las que considero de las mías, puesto que sin ideales no puede nacer la rabia que nos empuja a luchar, sino más bien un juego divertido para entretenerse los findes. En el activista libertario, existe una fuerte concienciación, y ésta no se muere con la juventud, sino que se apaga cuando la vida de éste lo hace. Una vez, hace muchos años, me dijeron que al llegar a la edad que justamente tengo ahora, cambiaría de parecer. Me entusiasma saber que, no sólo no he cambiado de parecer, sino que me he reafirmado en mis ideas. Otro prejuicio que para mí no tiene razón de ser.

Caos, utopía, terrorismo, anacronismo o fruto de la pubertad. Puedes argumentarlo como prefieras. Puedes hacer de la ignorancia tu bandera. Puedes ahogarte en tu conformismo. Pero, si alguna mecha queda encendida en ti, puedes levantarte y aprovechar su calor. Puedes luchar por el mundo en el que realmente quieres vivir. Puedes reir y llorar, gritar tan alto como puedas, amar sin miedo y ejercer tu rabia. Puedes renacer sobre tus cenizas como el ave fénix y emprender el vuelo, gozando de la libertad que sólo tu nuevo despertar, tu rebelión, puede darte.

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